Siempre oímos la historia del que lo consigue y jamás la del que no. El sesgo del superviviente es el error consistente en concentrarse en los elementos que han superado un proceso e ignorar los que no. El ejemplo canónico es, cuando durante la Segunda Guerra Mundial se analizó qué zonas de los aviones que regresaban de las batallas aéreas convenía reforzar contando cuántos impactos de artillería recibían.
Sin embargo, las zonas que en realidad debían blindarse eran precisamente las otras, en las que un impacto de metralla imposibilitaba el regreso de la aeronave.